Como su nombre sugiere, el satén es una reinterpretación olfativa del satén. De hecho, al crear esta fragancia, Lalique quiso resaltar la sensualidad femenina. Así que decidió trabajar en torno a la fluidez y la delicadeza del satén, un material particularmente apreciado por las mujeres. Aquí encontramos, en este caso, su brillante textura y luminosidad. Satine revela así el alma elegante y típicamente parisina de la mujer Lalique. Parece tan cómoda en los adoquines de las calles parisinas como en una alfombra roja. Es más, su belleza irradia por todas partes, iluminando los ojos de muchos hombres en su camino. Satine nos retrata la imagen de una seductora libre y alegre, jugando con su encanto en un estallido de inocencia. Satine es un verdadero concentrado de felicidad que proviene de un elixir de la feminidad. Como el satén, este perfume contribuye a la belleza de la mujer que lo lleva. Esta prenda invisible es tan sensual como el material que inspiró su creación. Se desliza en el hueco de la piel en una verdadera oleada de gracia.